Educación y RE, alianza estratégica
En la actualidad, uno de los temas de mayor
interés en la comunidad empresaria es la relación existente entre el
bienestar económico generado por las compañías, la Responsabilidad
Social de éstas y la relación de causalidad entre la responsabilidad
social, la rentabilidad de la empresa y el bienestar social de la
comunidad.
Susana Arranz de Finger*
En un país con una complejidad creciente en sus entramados
sociales y culturales, las actuaciones responsables por parte de las
empresas y el interés por sus impactos sociales y ambientales son focos
de debates y son temas clave para un desarrollo armónico y sostenible.
Asimismo, crece la tendencia de los consumidores destinada a demandar la
participación de empresas responsables, más allá del aspecto económico y
de las exigencias legales, que desplieguen una gestión sustentable.
La sociedad argentina está pidiendo un modelo de gestión empresarial que tome en consideración, por un lado, las implicaciones sociales y ambientales de sus decisiones, y por el otro, los intereses de sus stakeholders o públicos de interés. Es decir que ambos -decisiones e intereses-, contemplen el efecto de sus actuaciones desde una triple dimensión: económica, social y ambiental. En esta óptica, el modelo de empresa tradicional en el que el objetivo estratégico último era la creación de valor para el accionista, está siendo sustituido por un modelo socioeconómico que pone de manifiesto la importancia de la Responsabilidad Corporativa y, según el cual, ese objetivo último de la empresa sea crear valor para la sociedad en su conjunto y, en especial, para sus grupos de interés (accionistas, empleados, proveedores, clientes, público en general, ambiente, etc). Hablamos de las empresas socialmente responsables y que contribuyen al desarrollo sostenible. En este sentido, la RSE amplía su concepción hacia una nueva dimensión empresarial que podemos sintetizar en el concepto de sostenibilidad.
Una empresa sostenible, implica una empresa integrada en su comunidad, que acompaña sus desafíos y que colabora en la resolución de sus problemas como un actor social más. Es así como las empresas contribuyen al desarrollo de las comunidades en las que se insertan, proporcionando puestos de trabajo, salarios, prestaciones e ingresos fiscales.
La sociedad argentina está pidiendo un modelo de gestión empresarial que tome en consideración, por un lado, las implicaciones sociales y ambientales de sus decisiones, y por el otro, los intereses de sus stakeholders o públicos de interés. Es decir que ambos -decisiones e intereses-, contemplen el efecto de sus actuaciones desde una triple dimensión: económica, social y ambiental. En esta óptica, el modelo de empresa tradicional en el que el objetivo estratégico último era la creación de valor para el accionista, está siendo sustituido por un modelo socioeconómico que pone de manifiesto la importancia de la Responsabilidad Corporativa y, según el cual, ese objetivo último de la empresa sea crear valor para la sociedad en su conjunto y, en especial, para sus grupos de interés (accionistas, empleados, proveedores, clientes, público en general, ambiente, etc). Hablamos de las empresas socialmente responsables y que contribuyen al desarrollo sostenible. En este sentido, la RSE amplía su concepción hacia una nueva dimensión empresarial que podemos sintetizar en el concepto de sostenibilidad.
Una empresa sostenible, implica una empresa integrada en su comunidad, que acompaña sus desafíos y que colabora en la resolución de sus problemas como un actor social más. Es así como las empresas contribuyen al desarrollo de las comunidades en las que se insertan, proporcionando puestos de trabajo, salarios, prestaciones e ingresos fiscales.
“La
preferencia hacia la educación no sólo radica en exigencias de
reputación corporativa, sino también en la convicción de la importancia
de lograr cambios sociales y culturales profundos. El rol subsidiario
del sector privado brinda la oportunidad de involucrarse en la
formación y construcción de un tejido social que afirme el proyecto de
Nación.”
En esta línea, la inversión social privada en la Argentina, y en
la Provincia de Buenos Aires en particular, ha evolucionado
positivamente en estos últimos diez años. Este recorrido, que se
inició en el marco de la filantropía tradicional, ha virado hacia el
concepto y la práctica de inversión social privada. En los momentos más
difíciles de la crisis que afectó al país a principio de siglo, las
empresas se abocaron a acompañar la emergencia y sus terribles
consecuencias. En este sentido, proliferaron los programas de nutrición,
de alimentación y de asistencia en general, entre otros. Superada esa
etapa, las compañías asumieron como parte de su política integral de
responsabilidad social su involucramiento a largo plazo con programas
sustentables que colaboran con la creación de valor social. El tema de
la inversión en educación se transformó así en la estrella de todas las
iniciativas privadas con la comunidad.
¿Por qué la educación?
La educación, además de un derecho fundamental garantizado en la
Constitución Nacional es un factor estratégico para el desarrollo
social, cultural y económico. Es un elemento clave para construir
sociedades más equitativas, respetuosas, diversas y tolerantes, que
provee las capacidades adecuadas para participar de manera activa en el
proceso democrático - republicano y para fortalecer los recursos humanos
que tienden a mejorar la competitividad laboral de sus habitantes y de
las compañías.
Sin embargo, el desafío es complejo y no se limita a lograr el acceso universal. Las empresas en nuestra Provincia se comprometen con programas de educación formal o informal, en muchos casos, articulándolos con los que estructuran el sector público nacional, provincial o local. No obstante, el desafío de lograr mayores espacios de trabajo conjunto, coordinando esfuerzos, políticas y metodologías es aún incipiente. Pero es claro que la responsabilidad indelegable del Estado es garantizar ese derecho a todos sus ciudadanos, diseñando e implementando políticas públicas activas en las cuales la participación del sector productivo y la sociedad civil juegan un rol fundamental.
Sin embargo, el desafío es complejo y no se limita a lograr el acceso universal. Las empresas en nuestra Provincia se comprometen con programas de educación formal o informal, en muchos casos, articulándolos con los que estructuran el sector público nacional, provincial o local. No obstante, el desafío de lograr mayores espacios de trabajo conjunto, coordinando esfuerzos, políticas y metodologías es aún incipiente. Pero es claro que la responsabilidad indelegable del Estado es garantizar ese derecho a todos sus ciudadanos, diseñando e implementando políticas públicas activas en las cuales la participación del sector productivo y la sociedad civil juegan un rol fundamental.
“Las empresas no sólo pueden poner a
disposición de estos programas educativos sus recursos económicos sino,
además, su capacidad vincular, su capital logístico y, principalmente,
su banco de talentos humanos (profesionales altamente calificados, con
visión integral de las problemáticas y disponibilidad de respuestas
innovadoras).”
Insistiendo: la educación es prioridad número uno de los programas
de Responsabilidad Social de una gran cantidad de empresas y uno de los
bienes comunes que más aportan a la sustentabilidad de una sociedad.
Asimismo, garantizar el derecho a una educación de calidad, planteado
como uno de los Objetivos del Milenio, contribuye en este sentido a que
las empresas reafirmen su política de acción con la comunidad. El sector
empresarial comprometido ha asumido de manera pública y colectiva el
mejoramiento educativo como una de las formas prioritarias de su
estrategia de relacionamiento con la comunidad, especialmente en los
últimos diez años, convirtiéndose en una referencia regional en el tema.
La inversión privada en educación es “el” formato elegido por las
empresas en la Argentina como herramienta para expresar su
responsabilidad social.
La relación empresa-educación
La preferencia hacia la educación no sólo radica en exigencias de
reputación corporativa, sino también en la convicción de la importancia
de lograr cambios sociales y culturales profundos. El rol subsidiario
del sector privado brinda la oportunidad de involucrarse en la
formación y construcción de un tejido social que afirme el proyecto de
Nación.
En este contexto, las empresas despliegan iniciativas en temáticas educativas utilizando distinto tipo de metodologías, que responden a su cultura organizacional y/o a capacidades de inversión (presupuestos). Cada una de esas metodologías de intervención es válida y siempre contribuye con el objetivo de mejorar el nivel de vida individual y colectiva en la sociedad.
A grandes rasgos, se pueden identificar distinto tipo de políticas y de prácticas emprendidas por las empresas. Todas tienen entre sus propósitos el fomento o el apoyo a la educación formal o informal, estableciendo dinámicas de interacción con las políticas públicas, con instituciones de la sociedad civil o, también, desarrollando directamente sus propios programas. Las empresas no sólo pueden poner a disposición de estos programas educativos sus recursos económicos sino, además, su capacidad vincular, su capital logístico y, principalmente, su banco de talentos humanos (profesionales altamente calificados, con visión integral de las problemáticas y disponibilidad de respuestas innovadoras).
Concluyendo, observamos que la construcción de espacios de articulación sector público, sector privado y sector social es fundamental en nuestra Provincia para el éxito de las políticas públicas y de las iniciativas privadas en materia de educación. En esta misma línea, uno de los desafíos que tenemos por delante es el trabajo cooperativo y en alianza entre empresas para la búsqueda del desarrollo local integrado. Para ello, se debe promover con fuerza el compromiso con la educación de una manera respetuosa y estrechamente relacionada con las políticas y con los programas nacionales y provinciales. Por eso, desde el Programa de Fortalecimiento de la Sociedad Civil y Responsabilidad Social de la Provincia de Buenos Aires, trabajamos para ayudar a construir vínculos de confianza entre empresarios, administraciones locales, actores educativos y organizaciones sociales que posibiliten la generación de espacios de diálogo, la formación de alianzas estratégicas y la consolidación de esfuerzos.
En este contexto, las empresas despliegan iniciativas en temáticas educativas utilizando distinto tipo de metodologías, que responden a su cultura organizacional y/o a capacidades de inversión (presupuestos). Cada una de esas metodologías de intervención es válida y siempre contribuye con el objetivo de mejorar el nivel de vida individual y colectiva en la sociedad.
A grandes rasgos, se pueden identificar distinto tipo de políticas y de prácticas emprendidas por las empresas. Todas tienen entre sus propósitos el fomento o el apoyo a la educación formal o informal, estableciendo dinámicas de interacción con las políticas públicas, con instituciones de la sociedad civil o, también, desarrollando directamente sus propios programas. Las empresas no sólo pueden poner a disposición de estos programas educativos sus recursos económicos sino, además, su capacidad vincular, su capital logístico y, principalmente, su banco de talentos humanos (profesionales altamente calificados, con visión integral de las problemáticas y disponibilidad de respuestas innovadoras).
Concluyendo, observamos que la construcción de espacios de articulación sector público, sector privado y sector social es fundamental en nuestra Provincia para el éxito de las políticas públicas y de las iniciativas privadas en materia de educación. En esta misma línea, uno de los desafíos que tenemos por delante es el trabajo cooperativo y en alianza entre empresas para la búsqueda del desarrollo local integrado. Para ello, se debe promover con fuerza el compromiso con la educación de una manera respetuosa y estrechamente relacionada con las políticas y con los programas nacionales y provinciales. Por eso, desde el Programa de Fortalecimiento de la Sociedad Civil y Responsabilidad Social de la Provincia de Buenos Aires, trabajamos para ayudar a construir vínculos de confianza entre empresarios, administraciones locales, actores educativos y organizaciones sociales que posibiliten la generación de espacios de diálogo, la formación de alianzas estratégicas y la consolidación de esfuerzos.
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